Exceso (o falta) de trabajo, prisas, agobios… El estrés puede afectar a muchos asectos de tu vida, pero también a tu vida sexual. Las expertas de Dolce Love nos cuentan cómo solucionarlos. ¡Atenta!
Si las condiciones no son buenas, la respuesta sexual nunca podrá serlo. Por eso, una persona muy estresada no puede tener una buena respuesta sexual, al menos en las situaciones extremas o en los periodos de tiempo más estresantes.
Esta presión por lograr la perfección en todos los ámbitos, incluso en el sexual, genera además de estrés ansiedad. Esa ansiedad por conseguir que todo sea perfecto, puede empañar de forma importante la relación sexual. Y porque las mujeres somos más emocionales que los hombres (cualquier factor psicológico o emocional nos afecta el doble), llegar al orgasmo ha dejado de convertirse en un momento de placer explosivo para ser una meta que alcanzar, por satisfacción personal, pero también para que la pareja sepa que la ha dejado plenamente satisfecha. Muchas veces, no llegar al orgasmo genera más sentimiento de culpa que ansiedad por conseguir placer.
Las parejas que centran sus relaciones sexuales en los genitales, son las que tienen más problemas cuando llega el estrés. Su cuerpo no responde de la misma manera, y el placer nunca es suficiente. Sin embargo, existen parejas, que disfrutan de su sexualidad de una forma más global, no solamente corporal, sino que disfrutan plenamente con el. La sexualidad es parte fundamental de la pareja y nunca debería pasar de un segundo o tercer plano. Hay que cuidarla y mimarla, a pesar de tener otras cosas en mente. Da la importancia merecida a los besos, las caricias, y cualquier gesto seductor, en cualquier momento, y no abandones esa costumbre ni aunque llegues exhausta del trabajo. Siempre hay tiempo para seguir manteniendo la llama viva.
Si las condiciones no son buenas, la respuesta sexual nunca podrá serlo. Por eso, una persona muy estresada no puede tener una buena respuesta sexual, al menos en las situaciones extremas o en los periodos de tiempo más estresantes.
Esta presión por lograr la perfección en todos los ámbitos, incluso en el sexual, genera además de estrés ansiedad. Esa ansiedad por conseguir que todo sea perfecto, puede empañar de forma importante la relación sexual. Y porque las mujeres somos más emocionales que los hombres (cualquier factor psicológico o emocional nos afecta el doble), llegar al orgasmo ha dejado de convertirse en un momento de placer explosivo para ser una meta que alcanzar, por satisfacción personal, pero también para que la pareja sepa que la ha dejado plenamente satisfecha. Muchas veces, no llegar al orgasmo genera más sentimiento de culpa que ansiedad por conseguir placer.
Las parejas que centran sus relaciones sexuales en los genitales, son las que tienen más problemas cuando llega el estrés. Su cuerpo no responde de la misma manera, y el placer nunca es suficiente. Sin embargo, existen parejas, que disfrutan de su sexualidad de una forma más global, no solamente corporal, sino que disfrutan plenamente con el. La sexualidad es parte fundamental de la pareja y nunca debería pasar de un segundo o tercer plano. Hay que cuidarla y mimarla, a pesar de tener otras cosas en mente. Da la importancia merecida a los besos, las caricias, y cualquier gesto seductor, en cualquier momento, y no abandones esa costumbre ni aunque llegues exhausta del trabajo. Siempre hay tiempo para seguir manteniendo la llama viva.
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